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Era el 8 de enero de 2015, a media mañana, cuando la Dirección General de Comunicación y Relaciones Institucionales de Inditex distribuía, desde su sede en Arteixo, un texto informativo titulado «Inditex adquiere un inmueble de 4.400 m2 en el SoHo neoyorquino que ocupará una nueva tienda de Zara». Un texto como tantos otros que a lo largo del año emite el gabinete de información de esa poderosa estructura empresarial levantada por Amancio Ortega, uno de los hombres más ricos del mundo desde que se hacen estadísticas. Y en cuyo titular asocia las dos formidables ramas de poder sobre las que cabalga su fortuna: el negocio inmobiliario y el textil.

Por lo general se interpreta el imperio de Ortega como un fruto admirable del negocio de la moda. Pero hoy el magnate de Arteixo podría cerrar todas sus tiendas en el mundo y seguir siendo riquísimo, porque, si bien las tiendas de sus diversas enseñas, y muy en particular las de Zara, continúan siendo aún el factor más dinámico de su enriquecimiento, el sector inmobiliario se ha convertido ya en la vertiente más sólida e indestructible (guerras o terremotos aparte) de ese mismo imperio.

Un imperio que, por otro lado, rebasa el ámbito físico y jurídico del negocio comercial de Inditex, puesto que las actividades de compraventa o explotación de inmuebles (sean para seguir montando tiendas o para otros fines) canalizan los recursos administrados por otras compañías, que son sociedades de cartera gestoras de las plusvalías de la moda, que ellas no obtienen por sí mismas.

Aparte de las sólidas raíces físicas que los negocios de Ortega han ido creando en los centros urbanos de ciudades españolas como Madrid, Barcelona o Valencia (a veces poco evidentes para la opinión pública, porque los nombres de las empresas actuantes no son conocidos), el fenómeno de crecimiento combinado del grupo en tiendas y en edificios se ha ido intensificando también en ciudades como Roma, Milán, París o Londres (ésta última particularmente, dentro del cuadro europeo).

Ahora Inditex, ahora de una manera especial, y sobre todo de cara al futuro, va a protagonizar algún ejemplo importante de colonización urbana con el pretexto de la moda, en los Estados Unidos.

 

Una baza formidable: inversión de 280 millones de dólares en el corazón de Manhattan. El texto difundido en enero daba cuenta de que Inditex había concluido el proceso de adquisición de un espacio comercial de 4.400 metros cuadrados en el corazón del SoHo de Nueva York, uno de los barrios comerciales más conocidos del mundo, que acogerá una destacada tienda de la cadena Zara a nivel global. El inmueble está situado en el 503-511 de la avenida Broadway, entre las calles Broome y Spring, es uno de los edificios más representativos de la arquitectura comercial de Manhattan de finales del siglo XIX y viene a sumarse a la apertura de tiendas de referencia que Inditex tiene en Estados Unidos.

La compra de este inmueble supone una inversión de 280 millones de dólares. La nota precisa, sin embargo, que en términos globales el crecimiento de la superficie comercial se mantiene enfocado a la apertura en locales ocupados en régimen de alquiler, y la expansión comercial sigue profundizando en el modelo integrado de tiendas físicas y venta online.

En palabras del presidente de Inditex, Pablo Isla (como se sabe, el fundador y primer accionista de la compañía, Amancio Ortega, permanece alejado de las funciones ejecutivas e incluso de la representación institucional), esta apertura supone un nuevo hito dentro de la expansión en el mercado estadounidense, al que califica de «muy relevante».

El modelo de crecimiento en los Estados Unidos es, según sus palabras, «una combinación de aperturas de tiendas de referencia y expansión de las ventas online», arropadas por la buena recepción por parte de los clientes estadounidense, y esta adquisición entra de lleno en tal estrategia.

Construido en 1878 por el arquitecto John B. Snoock, el edificio cuenta con una fachada de columnas de hierro fundido, material que se generalizó en la época como alternativa a la piedra y la madera para ganar ligereza en la estética y aprovechar sus ventajas desde el punto de vista constructivo. Actualmente, el 503-511 de Broadway es uno de los edificios más característicos de esta zona emblemática de Nueva York y forma parte del área conocida como «Distrito Histórico del Hierro Fundido de Soho».

Además de esta nueva tienda, cuya apertura está prevista para finales de 2015, Zara abrirá en este ejercicio otro establecimiento emblemático en Manhattan, en el World Trade Center del distrito financiero (Broadway 222), de más de 2.800 metros cuadrados de superficie. En primavera también se abrirá al público la tienda ampliada de la Quinta Avenida con la calle 42, cuya superficie crecerá en más de un 50%, hasta alcanzar los 4.000 metros cuadrados.

Esta incorporación se une a las reformas y ampliaciones realizadas hace un año tanto en la tienda de la calle 34 en la intersección con la Sexta Avenida, como en el emblemático edificio Flatiron ubicado en el 101 de la Quinta Avenida. En total, junto a las tiendas de Broadway en el Upper West, 666 de la Quinta Avenida, y 750 de la Avenida Lexington, al término de 2015 Zara contará con ocho tiendas en Manhattan y otras siete en su área metropolitana. Para el conjunto de los Estados Unidos habrá que incluir docena y media de otros puntos de venta Zara.


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 217 — febrero 2015 ].


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