...Para terminar buceando en el fondo del mar.
Cerrábamos (en este mismo número) el artículo número 1, de los dedicados a lo que llamamos reinvención del sector textil, con una alusión a la regeneración de materias ya tradicionales o a sus propios desechos susceptibles de una segunda aplicación, pero también a la incursión casi increíble que el hombre acaba de hacer en territorios que jamás hasta ahora había imaginado.
Algunos son hoy por hoy problemáticos, pero no porque sean inabordables técnicamente, sino por razón de costes. Así ocurre, por ejemplo, con la materia extraída de las proteínas de los caparazones o exo-esqueletos de crustáceos, cuya aplicación se reserva de momento a finalidades médicas muy particulares (sobre todo en pediatría), aunque el quitosano de marisco ha llegado también a textiles para la cama y otros usos cotidianos.
Otro caso muy interesante es el de la seda de arácnidos genéticamente modificada, con la que la marca The North Face ha presentado una parka de resistencia mecánica y elasticidad sorprendentes, pero cuyo coste sólo la hace posible para bomberos o soldados en misiones de combate.
En la actual década, por primera vez los investigadores han hecho intentos de obtener procesos de polimerización fuera del curso habitual de la naturaleza, es decir, supliendo la tarea que ésta se ha tomado en siglos anteriores: extraer a coste razonable un filamento a partir de una materia prima líquida, pastosa o compacta, obteniendo nuevas fibras sintéticas llamadas biopolímeros, en las que el hidrocarburo es reemplazado por un material salido de la biomasa. La cadena industrial podrá enseguida producir estos materiales biosintéticos, cuyo coste bajará notablemente, una vez se alcancen las dimensiones de producción adecuadas.
Los desechos de la producción de caña de azúcar podrán reemplazar al petróleo para fabricar polietileno, de cualidades muy semejantes a las del poliéster. A partir del almidón de maíz se obtiene ácido poliláctico, PLA, otra variante utilizable. De momento dirigido a aplicaciones técnicas, pero ya muy pronto, también, dada su facilidad para ser hilado, al textil-confección. Hablamos, pues, de fibras sintéticas a partir de materia orgánica. De todos modos, de momento son mercados de nicho, y cabe recordar el fracaso de Dow Fiber Solutions con la poliolefina stretch Ingeo a base de PLA, aunque su PLA siga teniendo un mercado diferente como sustituto del celofán.
En el campo de las celulósicas, Orange Fiber (una casa italiana de la que la primera información en Textil Exprés data de 2014) extrae la celulosa de las cortezas de naranja, obteniendo así un polímero listo para la hilatura.
Una familia vegetal que raramente hubiéramos imaginado como parte de este escenario es la de las ortigas. Contrariamente a lo que sucede con el algodón, el cultivo de la ortiga apenas requiere agua ni pesticidas, y la fibra procedente de esta planta posee cualidades antibacterianas muy poderosas y sus hilos son respirantes e hidrófilos. Hace seis meses, en Première Vision se pudo ver ya un denim realizado enteramente con fibras de ortiga.
Uno de los desafíos finales de estas materias es el de reemplazar al petróleo en el proceso de polimerización del elastano, y sobre la base del látex o del caucho desarrollar una fibra elástica equivalente a la Lycra, que en su día produjo una verdadera revolución, no superada por nadie posteriormente, en el mundo del textil-confección. Un factor, el de la elasticidad, que acaba de fortalecer a su favor con el lanzamiento de Lycra 188C, de cualidades (a ese respecto) óptimas. Cabe insistir en que este tipo de elastanos terminó por derrotar a la incursión de Dow con su fibra XLA, que era precisamente un hilo elástico basado en PLA a partir de biomasa.
Lenzing, por su parte, es un protagonista de excepción (que ya hemos citado en otro lugar) en lo que se refiere a sus esfuerzos en pro de un textil ecológico. Lo recordaremos también aquí por una de sus aportaciones más recientes: la fibra de celulosa regenerada Refibra, fundada en las tres R: reducir, reutilizar y reciclar, explotando los desechos de madera y de algodón de las unidades industriales. Ha invertido 70 millones de euros en aumentar su capacidad de producción de «fibras responsables». Pero le falta, también a ella, resolver la cuestión de la elasticidad.
En este orden de cosas, hay que mencionar, en fin, la aportación española. Por una parte debemos citar al especialista del tinte y acabado en índigo Industrias Morera, titular de la marca Unitin, cuyo jefe de producto es Xavi Subirats: desde este año ofrece un hilo reciclado, creado a partir de desechos de algodón pretintados en índigo, cuya demanda es insistente (afirma) en los países del Norte y empieza a manifestarse en los del Sur del continente; estas materias regeneradas contribuyen al desarrollo de una economía de poliéster reciclado.
Nos referiremos por último a una experiencia particularmente relevante en este orden de cosas, el proyecto Seaqual: se trata de una nueva fibra «eco-concebida», derivada del reciclaje de desechos plásticos de los océanos, y lanzada al mercado en septiembre último (de la cual ya hemos dado otras noticias en Textil Exprés en su período preliminar).
El desarrollo del proyecto corre a cargo de la empresa Seaqual 4U, nacida de la alianza entre la fundación Ecoalf, el grupo Textil Santanderina y el hilador Antex, y su director general es Michel Chtepa, que fue responsable de márketing de Lycra. La empresa afirma que Seaqual ofrece las mismas propiedades y cualidades que una fibra realizada a partir de poliéster virgen, pero su compromiso ecológico no tiene comparación. Participa activamente en la limpieza de los fondos marinos, gracias a una «cadena virtuosa» de valores, del pescador hasta el consumidor, y permite economizar hasta un 40% de agua y un 50% de energía, reduciendo al mismo tiempo la emisión de CO2 en un 60º. Cada kilo de fibra producida garantiza la desaparición de un kilo de desechos plásticos de los océanos.
Seaqual es una «marca ingrediente» que compromete al conjunto de la cadena industrial, sosteniendo al mismo tiempo su creatividad. La gama de hilos discontinuos ya puesta en el mercado abarca de 10 a 70 nm, que pueden utilizarse por sí mismos (en versión pura) o mezclados con otras fibras. La gama de hilos continuos ha sido desarrollada en los títulos de 50 y 78 decitex y también en 167 decitex. Aptos para distintos procesos de texturizado, torsión o elastificación, pueden ser teñidos en masa o en bobina. Listos para su empleo en los sectores del prêt-à-porter, el baño, el deporte, el denim o incluso el calzado.
Recientemente se ha llegado a medir, parece que con una aproximación bastante fiable, la dimensión del daño que estamos haciendo a la naturaleza: son 50 millones de toneladas de prendas usadas los que desechamos cada año. Una parte de ese material es la que Seaqual procesa. Nos queda mucho reciclaje por delante. Toda una lección de economía circular.
[Publicado en TEXTIL EXPRES - Revista Número 235 - Febrero 2018 - FEBRERO 2018 ].
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