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Punto Blanco: 70 años en el mercado, y con éxito

No todas las marcas que se labraron un prestigio y reconocimiento en el pasado han llegado hasta hoy con la solidez que muestra el fabricante de Igualada.

Cuando uno está en el sector de la moda, y habla con personas que de la moda sólo son usuarias, resulta curioso comprobar qué nombres y marcas conocen y valoran. Aparte de las «griffe» de creadores modernos, identificadas con un diseñador o con un personaje célebre, la mayoría de las marcas de conocimiento general fueron construidas hace tiempo y traen consigo un fuerte bagaje histórico.

Es también curioso que algunas de ellas permanezcan en la mente colectiva después de haber desaparecido como empresas, o haber sido rescatadas pero venidas a menos, en el torbellino de las diversas crisis que han sacudido al sector. Por ejemplo, en textiles para el hogar muchos consumidores te citan como referencia marcas que en el sector son cosa del pasado, porque ya no existen o porque conocieron tiempos mejores.

Pero en el conjunto del textil y de la moda hay un puñado de marcas que fueron y siguen siendo muy potentes, y que han sabido no sólo sobrevivir a los cambios de entorno económico sino crecer y fortalecerse. Una de ellas es, sin duda alguna, Punto Blanco. Este año cumple 70 de existencia. Y con ese motivo hemos podido revisitar piezas publicitarias de prensa en blanco y negro con uno de los primeros logotipos, anuncios posteriores en color que nos traen una época de acortamiento de faldas y de exuberantes peinados femeninos, y por último recopilar los hitos empresariales más recientes, de una empresa que ha sabido afrontar los desafíos y darles respuestas adecuadas a los tiempos.

La marca pertenece a Industrias Valls 1, SA, integrante de la Corporación Empresarial Valls, que aglutina a seis empresas de los sectores textil y de artes gráficas.

Fue en 1948 cuando los hermanos Pere y Manuel Valls, de una familia con raíces en el mundo textil, montaron Industrias Valls para la producción de calcetines, que vendían con la marca Punto Blanco. Han pasado, pues, 70 años, que estos meses está conmemorando.

Las primeras instalaciones, en la población barcelonesa de Igualada, pronto se quedaron pequeñas. En 1958 la empresa se trasladó a una nueva fábrica de 10.000 m2 (repartidos en varias plantas) en lo que entonces eran las afueras de la población. Más adelante se construyó una segunda nave todavía más a las afueras, de 11.000 m2, en un polígono industrial del municipio de Ódena, dedicado a almacén y centro de operaciones.

La empresa sigue fabricando y gestionando el negocio mundial desde Igualada, con una actividad centrada en cinco compromisos:

Calidad basada en el uso de las mejores materias primas (algodón jumel egipcio y lana australiana sobre todo, también mohair, angora, bambú y «fibras tecnológicas») y la tecnología más moderna en tisaje y confección.

Innovación.

Diseño, con equipos diferenciados de profesionales para cada grupo de producto (expertos diseñadores, patronistas, técnicos de tejeduría, monitores de producción).

Precisión en los detalles.

Servicio al cliente.

Hoy en día la gama de producto abarca toda clase de calcetines, entre los que destacan sus productos de gama alta; underwear (prendas interiores); homewear («mucho más que pijamas: prendas confortables, modernas y elegantes para estar por casa»); y aquawear (prendas de baño).

Actualmente está al frente de la Corporación Valls la tercera generación, representada por Marta Valls. Además de Industrias Valls 1 (Punto Blanco) forman parte de la misma Aretex (otra marca famosa, Cóndor, también en Igualada) y Defiber (hilatura de poliamida 6.6, con sede en Banyeres del Penedès). Y, como antes se ha mencionado, tres empresas de artes gráficas, repartidas por Igualada, Murcia y Madrid, especializadas en envases y cartonajes.

 

TEXTILEXPRES-REVISTA-237

 

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