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TEXTIL EXPRES - EXTRA NUMERO 200

 

Fedecon


  • Tres Prioridades: Imagen, Internacionalización y Tamaño.
  • La crisis financiera nos encontró reestructurados pero debilitados.
  • Los bancos llevan cuatro años de retraso en su reestructuración.
  • Un 15% de lo que ha salido a Asia está volviendo a España y nuestra periferia.

Ángel Asensio lleva años situado en una posición privilegiada para contemplar la realidad del sector, desde la atalaya de las organizaciones patronales. Privilegio que siempre es relativo, puesto que conlleva obligaciones y una dedicación de tiempo a las tareas colectivas, a los desafíos de sector, que se suman a las de su propia empresa, Confecciones Asensio. Por ello su agenda está repleta todos los días del año; pero siempre encuentra, milagrosamente, huecos adicionales para encajar las peticiones de la prensa, porque explicar la visión corporativa de una industria es parte esencial de una tarea político-empresarial.

Ángel Asensio Laguna es presidente de la Federación Española de Empresas de la Confección, FEDECON, desde enero de 2007, y de la Asociación de Confeccionistas de Madrid, Asecom, desde 1996.

Entre 2009 y febrero de este año 2012 ha sido presidente además, del Consejo Intertextil Español, cúpula patronal en la que se encuentran representados los Sectores de la Familia Textil-Confección. Si bien actualmente está integrada por siete Organizaciones Empresariales sectoriales, de ámbito estatal, entre ellas FEDECON, en un futuro no muy lejano terminarán siendo sólo tres, por un proceso de fusiones que precisamente Asensio impulsó durante su mandato.

Desde esa posición de privilegio a la que aludíamos, Asensio resume los desafíos y las respuestas que debe darles la industria española del vestir. Que son tres: Imagen, Internacionalización y Tamaño Empresarial. No necesariamente por ese orden. El tercero (tamaño) tiene carácter prioritario: con las dimensiones de empresa en que se mueve el sector en España, los demás desafíos son difíciles de abordar con garantías de éxito.

 

¿Cómo se dibuja el retrato actual del sector?

—Si hacemos historia reciente, hemos pasado por una crisis específica de nuestro sector, derivada del final del Acuerdo Multifibras, que produjo una reducción de cuotas de importación hasta su total eliminación en 2005, y supuso una llegada progresiva de producto de países de mano de obra barata. Además, a mitad de camino se incorporó China a la Organización Mundial del Comercio, lo que provocó una avalancha brutal de importaciones, obligándonos a una reestructuración mucho más acelerada de la inicialmente prevista: tuvimos que compartir el mercado con mucha más competencia, basada sobre todo en precio, y en muchos casos desleal.

En ese contexto conseguimos adaptar nuestras estructuras, y estábamos bien preparados para esa nueva época, con muchas ganas e ilusión por luchar, cuando nos vino de golpe la crisis general, que no tiene nada que ver con nuestro sector en concreto, pero que la estamos padeciendo todos. Comienza en 2007 y se empieza a sentir en el consumo en 2008. Al sector nos coge bien reestructurados, lo que nos da mucha más flexibilidad, pero debilitados, porque en esa adaptación hemos empleado muchos recursos.

 

Así que sobrevino una segunda reestructuración.

—Efectivamente, con una pérdida importante de empresas y de empleo, que hace que una parte del esfuerzo realizado previamente haya sido en balde.

A lo que se suma el problema financiero. Históricamente, muchas crisis históricas se compensaban con financiación, y las crisis financieras se compensaban por el consumo, pero nos han venido las dos juntas: cae el consumo y cae la financiación.

Por desgracia, quienes son parte importante, protagonista y causante del problema, no han hecho los deberes hasta ahora mismo, cuando el nuevo Gobierno les ha obligado a hacer la foto de la realidad. Los bancos llevan cuatro años de retraso con respecto a nosotros en su reestructuración, y eso nos dificulta la continuidad, porque el crédito es la gasolina del sistema. No sólo es que no nos den crédito nuevo, sino que nos han quitado (porque la banca lo necesitaba para sí) el circulante del día a día. Las empresas hemos tenido que sacar dinero de la caja, y hoy vivimos una posición de cobros alargada por encima de 60 días sobre vencimientos.

Ésa es la situación a nivel doméstico: incertidumbre, y castigo al consumo.

 

Pero las cosas parece que van mejor en exportación, ¿no es así?

—Es cierto que a nivel internacional hemos seguido creciendo, con niveles del 18-20% incluso en años difíciles, y actualmente mantenemos un 13% sobre el año anterior. Ahí somos optimistas. La moda de España está haciendo un trabajo importante en el exterior, con buenos resultados y mucho camino que recorrer, porque la moda española (y todo el país en realidad) no ha destacado por una balanza equilibrada en comercio exterior, sino de signo negativo.

De todos modos, la internacionalización es el futuro, pero seguimos dependiendo mucho del mercado nacional y del consumo doméstico.

 

FEDECON, de la mano del ICEX, ha trabajado mucho en internacionalización estos años últimos. ¿Podrá mantenerse ese esfuerzo? Hemos visto que la Administración adelgaza por todas partes para cumplir los objetivos de déficit público. ¿Podrá el ICEX seguir apoyando estos planes, desde el plano financiero?

—He tenido recientemente una reunión con el secretario de Estado de Comercio, que es el organismo responsable sobre el ICEX, y le sometí esta preocupación. Nos respondió que no se espera un recorte de presupuesto, porque son conscientes de que este apoyo a la internacionalización no es un gasto sino que debe estar considerado dentro de la partida de inversiones, y que es lo que más retorno produce para el Estado. Eso nos da cierta tranquilidad.

FEDECON, junto con la Agrupación Española de Género de Punto-AEGP, y desde la nueva Organización que conjuntamente estamos creando (la Confederación Textil ModaEspaña), va a mantener el plan estratégico de internacionalización, sobre los países-objetivo que en su día hemos designado, garantizando una continuidad que es necesaria, porque de otro modo la inversión anterior habría sido un trabajo perdido.

 

Acabamos de decir que la industria sigue, no obstante, dependiendo mucho del consumo interno. Entiendo que hay un proyecto de imagen también para el mercado nacional, que sería algo realmente nuevo dentro de estas actuaciones.

—Puesto que hemos dado un primer paso de imagen y tenemos registrado el logotipo de la «mñ», que creamos con Interbrand, queremos que sea conocido también por el consumidor final del mercado doméstico, y darle la oportunidad de que así distinga cuáles son los productos creados por españoles o hechos en España, así que tenemos pensada una campaña de identificación en el comercio multimarca.

Creo que, para vender fuera una imagen con éxito, es importante que también tenga éxito dentro. Es la mejor forma de transmitir las cosas.

Se está haciendo una apuesta importante por la imagen y la calidad. Creo que el momento es bueno. El consumidor está comenzando a reflexionar sobre la calidad y a pensar que lo barato al final sale caro. La sociedad se está dando cuenta de que lo efímero, el producto de usar y tirar, es a la larga mucho más caro que el producto de calidad. Mi hijo mayor ha vestido en una fiesta reciente de puesta de largo un smoking de su abuelo, de hace 40 años, con una calidad y una presencia impoluta. Y todos hemos conocido los vestidos de fondo de armario que podían heredar las hijas y lucir con orgullo veinte años después en determinados actos.

Tenemos que recuperar lo que llamamos «slow fashion». Que por una parte pone en valor el oficio y la sabiduría que residen en una prenda bien hecha, y por otra es más responsable desde un punto de vista de economía sostenible. La moda de usar y tirar consume muchos recursos innecesarios, y si además pasamos a un aprovisionamiento más cercano conseguiremos reducir el impacto ambiental de tanto transporte.

 

Hay una idea muy en boga, pero sobre la que, en un artículo reciente de Textil Exprés, nos preguntábamos si es un deseo o una realidad: el retorno de la industria a casa, después de unos años de deslocalización o subcontratación.

—La reindustrialización es una realidad. Nos basamos en datos que muestran que aproximadamente un 15% de lo que ha salido está volviendo.

 

¿A España?

—Bueno, no toda. Una parte se ha ido a Portugal, otra a Marruecos, otra a la Europa del Este.

 

O sea, un retorno a España y su periferia... y la periferia de la UE.

—Exactamente, comprendida la periferia.

¿Cuáles son las razones de este regreso? El incremento de los salarios chinos, el problema de la financiación (que vuelve imposible comprar con carta de crédito), el encarecimiento de los transportes, el incremento de la demanda del mercado chino (que hace que muchos fabricantes de allí se vuelquen sobre el consumidor interior), y la caída de la demanda en Europa, que fuerza a la demanda a centrarse en series cortas, donde la competitividad de China es menor (no es lo mismo traer 10.000 camisas blancas que unos cuantos pedidos de 500 camisas de cada color).

Todo eso hace que el producto asiático resulte menos competitivo.

 

Imagen e internacionalización. ¿Hay algún otro reto prioritario?

 

 

 


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[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 200 — marzo-abril 2012 ].


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