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Ikea

En esta época en que parece que producir en España, y muy especialmente en el sector textil, resulta casi imposible por razón de costes, un acontecimiento de este comienzo de año y primavera ha constituido una noticia particularmente feliz: la puesta en marcha de una fábrica de textiles para el hogar ultramoderna, situada en Valls, y que opera en la órbita del grupo Ikea.

Bueno, en realidad ES del grupo Ikea. Le pertenece plenamente. Aunque la opera la firma catalana Fluvitex, perteneciente al grupo Masías.

El proyecto comenzó a gestarse dos años antes. La cadena sueca de distribución detallista de muebles y artículos para el hogar (lo que abarca desde electrodomésticos para la cocina hasta estores y edredones), y que cuenta en España con 15 de sus casi 300 tiendas repartidas por el mundo, decidió explorar un nuevo concepto industrial, y escogió a España (después de estudiar otras alternativas, como Francia y Portugal, puesto que el producto aquí obtenido se distribuirá en las tiendas de la cadena en los tres países) para su experiencia piloto. Si triunfa, la idea podrá extenderse a otros países.

Ikea es bien conocida por su política de precio agresivo, lo que a menudo le lleva a buscar proveedores en países de bajos costes. Su instalación directa como fabricante, en escenarios donde la mano de obra no es barata, responde a un nuevo planteamiento de reducción de costes-no-industriales, por ejemplo en transporte (dada la proximidad a los mercados de destino), al tiempo que se garantiza un flujo de producto ajustado a las necesidades de venta, con las ventajas que aporta en términos logísticos. De forma subsidiaria, el abaratamiento del transporte tiene un efecto positivo sobre el planeta al reducir la huella de carbono (CO2).

Además, con unidades medianas de producción cercanas al mercado es posible atender mejor las necesidades específicas de cada área de consumo, ya que ni siquiera en algo aparentemente tan simple como los textiles para la cama son idénticas, en toda Europa, las demandas del usuario.

Por otro lado, Ikea tampoco renuncia a conseguir el mejor coste industrial posible, y de ahí que haya optado por una producción altamente automatizada, en lo que ha intervenido el saber hacer del grupo Masias, especialista en maquinaria para este tipo de artículos.

La planta inaugurada en Valls en febrero, y plenamente operativa desde abril, se ubica en una zona habilitada en uno de los dos centros logísticos que Ikea ya tenía en la población tarraconense. Dispone de 7.300 m2. Ikea ha invertido en el proyecto 8 millones de euros, y actualmente emplea a unas 90 personas, todas residentes en la provincia de Tarragona, y la mitad de ellas en el municipio de Valls. La gran mayoría estaban en el paro.

Las instalaciones, en efecto, pertenecen a Ikea, y todo el producto que fabrican se destina a sus tiendas detallistas. Fluvitex es la empresa encargada por Ikea, mediante un contrato de gestión, para operar la fábrica. Su director general, Jaume Burgell, puso de relieve en la inauguración que esta fábrica deberá competir con otras producciones realizadas en países donde el precio de la mano de obra es 3,5 veces inferior al de Cataluña.

En las nuevas instalaciones se obtienen almohadas, cojines, edredones y protectores de colchón que se venden en las tiendas Ikea de los mercados del sur de Europa. Esta producción complementa a la del resto de proveedores textiles del grupo, de los que el 60% ya se encontraban ubicados en Europa, según resalta la cadena detallista.

En términos descriptivos de las actividades desarrolladas, la nueva planta de Valls cuenta con cuatro áreas correspondientes a las distintas fases del proceso:

—Una zona de recepción de materias primas, almacenaje y clasificación de las mismas. Se utilizan fundamentalmente fibras sintéticas y viscosa en materiales de relleno, y poliéster y algodón en los tejidos.

Preparación de la fibra.

—Pesado electrónico de la materia prima, y transformación en productos Ikea. Aquí se llenan, cosen, cierran, embalan y etiquetan los productos. La planta cuenta con dos cadenas de producción, una para almohadas y cojines y otra para edredones nórdicos. El proceso finaliza con la etapa de supervisión de calidad y seguridad de los productos.

Recogida y almacenaje del producto acabado, antes de su transporte a tiendas.

La mayoría de los procesos, como la costura y el etiquetado, están automatizados o semi-automatizados. El envasado es 100% manual.

Ikea


[Publicado en TEXTIL EXPRES Suplemento 209 — octubre 2013 ].


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