La chanza de Steve Jobs, cofundador de Apple, una imagen de lo más apropiado para el momento actual del sector.
Humberto Martínez
Director
Como casi todo el mundo sabe, Steve Jobs, cofundador de Apple, abandonó su empresa por una disputa con un ejecutivo profesional. Años después de regresar a la misma, durante una conferencia en la que también participó Bill Gates (Microsoft), Jobs, que sabía ser perverso, se mofó de uno de los directores ejecutivos que le precedieron en la compañía, concretamente Gilbert Amelio (pueden hallar referencias en la web). Concretamente dijo que Gil fue aquella persona que declaró que «Apple es como un buque con un agujero en la quilla, haciendo agua, y mi trabajo es mantener el buque orientado en la dirección correcta». Es decir, surcando el mar hacia buen puerto, pero hundiéndose por el camino.
Tal como van las cosas en este verano de 2022, los planes gubernamentales con uso de los fondos Next Generation deberán aportar combustible para que el sector textil/moda navegue con rumbo de transformación correcto, hacia una meta de futuro. Pero, para una parte de la industria, la preocupación inmediata es achicar agua y tapar la vía, con objeto de poder seguir navegando.
Entiéndannos, ambas cosas son igual de importantes. Mantenerse a flote, urgente. Con mar picada, sobre todo. Transformarse, imperioso. Se trata de evitar un naufragio. Y los costes de la energía son ahora mismo uno de los peores elementos de la tormenta.
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